It seems the Mexican navy sent a ship with supplies to New Orleans, but it
was first denied entry and then, when it docked, the people who disembarked
were forbidden to take photos or make videos, and were assigned to cleaning
or Œhouse keeping¹ duties! There were journalists on board who were keen to
document the first time the U.S. has accepted help from Mexico, and the
second time Mexican troops have set foot on US territory, but this was
forbidden.
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Es terrible que con todas las buenas intenciones con las que mandamos
nuestras tropas para ayudar, y la manera tan indigna como fueron tratados,
lean ... es una nota tomada de líneadirecta21.com
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LA AVENTURA DEL PAPALOAPAN Por Gerardo Reyes Gómez (LD 12-09-05) "Los
amigos se conocen en la buenas y en las malas"; el tan elemental como
tradicional proverbio, cobró sentido en días pasados cuando obsequioso, el
gobierno federal mexicano, pensando ser oportuno, extendió la mano para
brindar ayuda al gobierno estadounidense en ocasión de la catástrofe
provocada por el huracán Katrina en el estado de Louisiana y especialmente,
a los damnificados de origen mexicano en esa zona. En una reacción
espontánea, y si consulta previa al Departamento de Estado por parte de
nuestro gobierno, envió al mejor buque de la Armada de México, el
Papaloapan, avituallado con alimentos de emergencia, medicinas, agua
potable embotellada, asistencia médica y personal con experiencia en
rescates, embarcaciones anfibias y hasta dos helicópteros que podrían ser
utilizados para la localización y rescate de personas amenazadas por la
secuela del meteoro y en peligro de perder la vida. Como el buque
mencionado contaba con tecnología de punta de hace unos veinte años y el
estado del tiempo en el Golfo de México era muy inestable, debido a la
amenaza de nuevos huracanes en formación, al Papaloapan le llevó tiempo en
llegar a su destino, ya que la última etapa de su travesía la tuvo que
llevar a cabo a la fabulosa velocidad de catorce kilómetros por hora. Sin
embargo, finalmente tarde, pero llegó al punto más cercano al lugar de la
tragedia, aún lejos del puerto donde hubiera podido atracar. Cuál no sería
la sorpresa que, cuando pidió autorización para hacerlo, le fue negado por
las autoridades portuarias de acuerdo a instrucciones de la Marina de los
EE. UU. No fue sino hasta el día siguiente de haber arribado a aguas
estadounidenses, cuando, previa coordinación con los responsables de la
operación, un teniente les permitió trasbordar para realizar el desembarco
en suelo norteamericano, pero únicamente ¡oh sorpresa! asignados a labores
de limpieza, en una área previamente delimitada, o como podría decir un
experto en servicio doméstico domiciliario, solamente para hacer "house
kipping". El Papaloapan, la nave con bandera mexicana, debería permanecer
anclada en el lugar en que se encontraba y a todo el personal que
desembarcara, y sin excepción, le estaba prohibido tomar fotografías,
grabar videos o transmitirlos, mostrando las víctimas del Katrina en el
escenario de la tragedia. Cómo era lógico suponer, ya que la presente
administración federal mexicana no da un paso sin guarache, en el buque
Papaloapan se encontraba un nutrido grupo de periodistas, entre
camarógrafos, reporteros gráficos y comentaristas de los diferentes medios
electrónicos de nuestro país. Se trataba de recoger la crónica para la
historia de la primera vez que los mexicanos brindaban ayuda al pueblo y al
gobierno de los EE. UU. y, además, de la segunda incursión militar al país
que alguna vez invadiera Francisco Villa en Columbus, después de casi un
siglo. Aguantándose su desvergüenza, por no haber previsto y evitado la
gran catástrofe del Katrina, el Pentágono y el señor Bush, sabiéndose
exhibidos, estaban evitando a toda costa contribuir a la creación de una
imagen donde el poderoso estuviera recibiendo ayuda de un país
tercermundista que, además, forma parte de su patio trasero. Un mal
comienzo de la que debió ser la primera operación militar combinada del
Comando Norte, en la cual México participaba como subordinado. Sin embargo,
"muy bien" por el "Tiro Fijo Mexicano", el señor Pierrot, almirante en jefe
de la Armada de México, no tuvo ni siquiera el mínimo de vergüenza, para
retirarse y dar a respetar a ese digno personal médico y especializado que
estaba dispuesto a arriesgar su vida en labores de salvamento humanitarias.
Lo nuevo, lo que no sabíamos, era que también ahora EE. UU. nos considera
aliados de tercera. Qué poca M. Y ¿nuestro Congreso? Pues bien gracias,
asignándose lo que serán sus aguinaldos, sus bonos y su pago de marcha.
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